El concepto de sociedad de la información no figura entre los primeros trabajos de Alain Touraine o Daniel Bell. Ambos se refirieron a los cambios en la sociedad como post-industrialistas. Se requeriría de un poco de arqueología en los archivos de las publicaciones científicas para determinar a quién atribuir crédito por acuñar el concepto de la sociedad de la información. Uno de los candidatos más fuertes es sin duda Yoneji Masuda, una de las personas que desarrolló la política japonesa para la sociedad de la informacion: el objetivo nacional de Japón hacia el año 2000, (Masuda 1983).
El concepto de la sociedad de la información y el escenario futurista de la política japonesa fueron adoptados con mucho entusiasmo por visionarios occidentales como Alvin Toffler, John Naisbitt y más recientemente Nicholas Negroponte (Toffler 1981; Naisbitt 1982; Negroponte 1995). Todos contribuyeron a la popularización de las ideas de Touraine y Bell y a la diseminación del concepto de sociedad de la información y sus sinónimos, como la sociedad digital, la sociedad interconectada (posteriormente transformada a la sociedad inalámbrica), la cabaña electrónica, la aldea global y otros similares.
Aunque no hay una definición concreta y operacional de la sociedad de la información, el uso de esta categoría se ha puesto en boga durante los últimos años. En este sentido, por más que aún resulte imposible determinar con exactitud cuáles sociedades o países ya han alcanzado el estatus de sociedad de la información, ni hasta qué punto, parece haber un entendimiento común de los principales ingredientes de esta categoría. Estos son tres: más información, más tecnología y más economía del tercer sector.
Las sociedades de occidente han visto un aumento significativo en la cantidad de información durante las últimas décadas. Desde que Price graficara el crecimiento exponencial de los productos de información científica (Price 1963), muchos otros dominios sociales han gozado de un desarrollo similar. Ahora contamos con más libros, teléfonos, canales de televisión y de radio, más conexiones a Internet, más... que nunca antes.
Las sociedades de occidente han sido testigos de un aumento significativo en la tecnología de la información. La actual tecnología de información y comunicación (TIC) se diferencia de forma cualitativa del nivel que la tecnología tenía hace cinco o diez años. En general, se considera que los computadores personales de hoy tienen más capacidad que el de un centro computacional promedio de hace una década. Adicionalmente, la presente TIC se caracteriza por su amplia diseminación a lo largo de grandes proporciones de la población de occidente.
Finalmente, las sociedades occidentales han visto, prácticamente desde el fin del siglo pasado, un cambio en el enfoque económico desde el primer hacia el tercer sector. Tanto en términos de la fuerza laboral absoluta y relativa, como también en términos de contribuciones al PGB, el tercer sector se encuentra adelante. Por lo tanto, la estructura ocupacional de nuestra sociedad ha cambiado considerablemente (Esping-Andersen 1993; Gershuny y Miles 1983). Mientras la generación de nuestros abuelos consistió, predominantemente, en agricultores y trabajadores industriales, la fuerza laboral actual consiste en gran medida en empleados de oficinas. Esto refleja el constante aumento en la importancia de los sectores económicos de información intensiva, como los medios de comunicación, bancos/seguros/seguridad social, administración gubernamental y la educación.
Sin restarle importancia a estos ejemplos, aún no se logra establecer el uso de indicadores operativos y medidas que indiquen el grado en que una sociedad puede ser una sociedad de la información, ni que pueda asegurar con exactitud cuándo una sociedad pasa a ser considerada como una sociedad de la información (Miles 1990; Williams 1988).
Teoría clásica del postindustrialismo
La teoría clásica del postindustrialismo combinaba tres afirmaciones y predicciones que deben diferenciarse desde el punto de vista analítico.
La fuente de la productividad y el crecimiento sería la generación del conocimiento, extendido a todos los ámbitos de la actividad económica mediante el procesamiento de la información.
La actividad económica pasaría de la producción de bienes a la realización de servicios. A la desaparición del empleo agrícola le seguiría el declive irreversible de los trabajos fabriles en beneficio de los de servicios, que acabarían formando la proporción más cuantiosa del empleo. Cuanto más avanzada esté una economía, más se centran su empleo y producción en los servicios.
La nueva economía aumentaría la importancia de las ocupaciones con un alto contenido de la información y conocimiento en su actividad. Las ocupaciones ejecutivas, profesionales y técnicas crecerían más deprisa que todas las demás y constituirían el núcleo de la nueva estructura social.
Glocalización
Esta nueva palabra, que tiene menos de veinte años probablemente, se está haciendo común cada vez más en ciertos círculos para definir el funcionamiento real de la globalización. Como es obvio, la palabra responde a una mezcla de "globalización" con "localización", y refleja así dos dinámicas opuestas y complementarias a la vez.
Por un lado, la globalización implica que el contenido de todo el mundo se va adhiriendo cada vez más a conjuntos de valores, leyes y formas de ver a la sociedad comunes por todo el globo. Es la temida uniformización (siempre exagerada) de que todo el mundo se esté americanizando, y es especialmente visible en las leyes internacionales, los medios de comunicación masivos, etc.
Por ello, sin embargo, la otra cara de la moneda es que el conjunto de la globalidad también se localiza. Ello implica que no todo el mundo se americaniza, sino que se españoliza, mejicaniza, alemaniza, etc. al mismo tiempo. Elementos que tradicionalmente eran parte de culturas específicas atadas a lugares específicos se van popularizando y extendiendo, mezclándose en el proceso con los elementos de otras partes para formular conjuntos nuevos. Así, no sólo la globalización uniformiza, sino que además genera visiones alternativas de los mismos objetos, visiones compartidas y extendidas por el globo entero.
Globalización
La globalización es un proceso de interacción e integración entre la gente, las empresas y los gobiernos de diferentes naciones. Es un proceso en función del comercio y la inversión en el ámbito internacional, el cual cuenta con el respaldo de las tecnologías de información. Este proceso produce efectos en el medio ambiente, la cultura, los sistemas políticos, el desarrollo y la prosperidad económica, al igual que en el bienestar físico de los seres humanos que conforman las sociedades de todo el mundo. Se forja en los años 90´s.
Flujos globales de información
Los flujos no son sólo un elemento de la organización social: son la expresión de los procesos que «dominan» nuestra vida económica, política y simbólica. Si ese es el caso, el soporte material de los procesos dominantes de nuestras sociedades será el conjunto de elementos que sostengan esos flujos y haga materialmente posible su articulación en un tiempo simultáneo”. (→ El tiempo atemporal)
El espacio de los flujos se opone a la concepción tradicional y territorial del espacio (“el espacio de los lugares”).
FUENTES:
Sinopsis, Castells, M. La Sociedad Red. Alianza. 1995.
Gou, J. S. (s.f.). La sociedad de la información, ¿concepto o quimera? Obtenido de http://hfigueroabsociol.tripod.com/socinfcq.htm